LA AUTOESTIMA Y LOS NIÑOS.
La autoestima está formada por tres dimensiones:
– Dimensión cognitiva: pensamientos, ideas y creencias.
– Dimensión conductual: lo que decimos y hacemos.
– Dimensión afectiva: lo que sentimos, el valor que damos a las situaciones, cosas y personas y el valor que nos damos a nosotros mismos.
Para definir la autoestima debemos comprender dos conceptos muy relacionados con ella, el autoconcepto y la autoimagen.
El autoconcepto es la parte cognitiva de la autoestima, es lo que pensamos de nosotros mismos como personas. Los niños tienen sus propias ideas de cómo se ven haciendo las cosas que se les dan bien, sobre las relaciones con los demás… pero será alrededor de los 10 u 11 años cuando adquieran una mayor conciencia de quiénes son y cómo son.
La autoimagen es cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo creemos que los demás nos ven a nosotros en cuanto a modo de ser e imagen personal.
Por tanto, la autoestima es el conjunto de sentimientos y pensamientos que tenemos de nosotros mismos, la capacidad de valorarnos, de querernos.
Los niños no nacen con sentimientos positivos o negativos acerca de ellos, esto lo aprenden de los acontecimientos que les suceden.
Si en la familia se vive un clima de comunicación afectiva adecuado entre padres y hermanos y se le elogia y valoran las cosas positivas que dice, piensa o siente, se estará desarrollando su autoestima.
Si en la familia no se vive un clima de comunicación afectiva adecuado entre padres y hermanos y no se elogian sus buenos comportamientos, no se desarrollará su autoestima.
Hay personas muy importantes en la vida de los niños. La confianza que estas personas tienen en el niño puede afectar su autoestima. Pero, ¿quiénes son éstas personas?. Normalmente son papá, mamá, hermanos, abuelos y maestros.
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