Muchos niños presentan angustia cuando no hay verdaderos motivos para tener miedo como el temor a la oscuridad, a quedarse solo, brujas, fantasmas….
La angustia suele adoptar diferentes formas como son las pesadillas y los terrores nocturnos.
Hay que diferenciar entre angustia y miedo. El miedo aparece por una experiencia anterior similar a la que teme y la angustia es menos real, más instintiva e imaginaria.
Cuando por fin el niño ha conciliado el sueño y después de un día agotador os despertáis sobresaltados al grito de ¡MAMÁ/PAPÁ! a las dos de la mañana. A veces, con tal de que se calle sois capaces de todo y no precisamente cosas adecuadas: meterle en vuestra cama, pasearle en brazos por la casa, dejarle que saque sus juguetes o vea la televisión. Aquí, hay que actuar como si no hubiese vecinos (todos pasamos por estas situaciones, debemos pensar que lo entenderán) y sin transmitirles nuestro agobio por la situación. Conseguiremos no alargar esta situación y que no se despierten sobresaltados.
Es importante que conozcáis estos consejos que os ayudarán cuando vuestro hijo se despierte por la noche:
- Si os visita durante la noche en la cama, aunque estéis muertos de sueño, levantaros y llevarlo de inmediato a su cama, sea la hora que sea.
- Darle recursos para que no tenga que acudir a vosotros cada vez que se despierta: vaso de agua en la mesilla, pijama fácil de quitar si quiere ir al baño, su muñeco preferido cerca, etc.
- Si nos indica que tiene miedo, tranquilizarlo en su cama, esperar a que se duerma y acostarnos.
- Debemos recordar que si un día cedemos por sueño y nos lo llevamos a nuestra cama, esta situación volverá a repetirse y será más difícil cortarla. Es mejor ser fuertes unos días y controlar la situación que ceder por cansancio y sueño pues complicaremos y alargaremos esta situación que podía haber sido controlable en pocos días. Así la familia al completo gozará de un mejor sueño y descanso.
Comentarios recientes