PESADILLAS
La pesadilla es una ensoñación de contenido angustioso. El niño que tiene pesadillas se despierta a menudo llorando y/o gritando, pero resulta fácil comunicarse con él y consolarle en ese momento. Suele aparecer cuando el niño ha experimentado miedo (ha visto alguna película o programa que le ha impresionado). El niño se muestra muy asustado, con la respiración entrecortada y sudoración.
Consejos para conseguir que desaparezcan las pesadillas y tranquilizar a nuestro hijo:
o No burlarse de sus miedos diciéndole que son tonterías de niño pequeño.
o Hablar con él sobre lo que le asusta y decirle que le vais a ayudar a perder el miedo, que no debe preocuparse.
o Debe ver películas y programas acordes a su edad.
o No usar sus miedos como “amenazas”: a veces para conseguir que coma “amenazamos” con el lobo o la bruja y nos equivocamos.
o La seguridad y acompañar al niño durante los momentos posteriores a la pesadilla hasta que se duerma (en su cama), transmitiéndole confianza, haciéndole ver que sólo ha sido un sueño.
TERRORES NOCTURNOS
El niño que tiene terrores nocturnos se despierta de forma súbita dando muestras de un intenso pánico. Muestra signos de desorientación y confusión, no responde a las preguntas que se le hacen y al día siguiente no recuerda nada. Se producen en la primera mitad de la noche, durante la fase de sueño más profundo. Los terrores nocturnos pueden ser debidos al mismo cansancio del niño o a alguna experiencia emocional cercana muy fuerte.
Consejos:
o Debemos establecer rutinas que induzcan al niño a hacerse la idea de que debe ir a la cama y dormirse.
o Aunque el niño abre los ojos, no puede contactar con la realidad, por ello debes acercarte al niño, hablarle suave, abrazarle si se deja, acostarle sin despertarle y esperar a que el terror pase sólo.
o No es aconsejable despertarle y menos de forma brusca.
o Al día siguiente el niño no recordará nada, por lo que no presentará problemas a la hora de volverse a dormir.
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