Cuando una conducta emitida tiene como consecuencia algo reforzante tiene mayor probabilidad de que ocurra de nuevo. Así, un refuerzo positivo fortalece cualquier conducta que lo produzca.
Muchas veces estamos más pendientes de castigar las cosas que nuestro hijo hace mal
que de premiar las cosas que hace bien de esta manera ellos acabarán centrándose y definiendo su personalidad en relación a sus errores y su mala conducta y no relacionándolo con buenos hábitos y/o conductas.
La atención, el tiempo dedicado junto a ellos, las muestras de afecto y el elogio son las mejores formas de reforzar una conducta positiva deseada en nuestros hijos. Para nuestros hijos lleguen a la conducta deseada habrá que explicársela con claridad e ir premiando poco a poco los pequeños éxitos que se acerquen a esa conducta inmediatamente después de que se produzcan y no esperar a que la haga perfectamente ya que así estaremos motivando a que poco a poco se acerque a esa conducta deseada. Si optas por algo material como reforzador – premio, hay que tener en cuenta que tiene que ser coherente con la conducta a realizar y siempre atendiendo a los gustos de los hijos, si premiamos con algo que no le guste podríamos conseguir el efecto contrario al que estamos buscando, muchas veces una pequeña caricia, una “chuche” o pegatina tienen mucho valor para nuestros hijos.
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